No pudo ser, Otra vez será... Argentina se retira del Mundial con un resultado abultado que pocos esperaban. Un 4 a 0 que nos demuestra las falencias defensivas y la falta de claridad en las terminaciones de las jugadas que ocasionamos a favor. Los cambios fueron mal realizados y tardaron demasiado en concretarse. ¿La táctica? Mal planteada, pero Alemania nos ganó bien, no falló las veces que llegó y mostró que en este Mundial está amigada con el gol. En esta nota le ocuparemos espacio a las causas de esta realidad que duele, pero que debe ser aceptada y luego pensada para no cometer los mismos errores.
No hubo un equipo fijo. Los jugadores que se elijan deben acostumbrarse a los compañeros y viceversa. Deben saber que si un jugador tiene la pelota en determinado lugar, automáticamente hay otro compañero en otro determinado lugar que él elija o el técnico le ordene. De ese tipo de acostumbramiento hablo. Por esto, Messi necesitaba de Verón; que este era necesitado por Mascherano. Así se comienza a armar una columna en la cual todos se conocen. Con tantos cambios no se puede elaborar un buen soporte.
Contra México se vio esto reflejado en el campo de juego, pero no le dieron la importancia necesaria. Y Alemania se nos vino de golpe, ya con la mano levantada para darnos el primer cachetazo precipitado que nos dejó de rodillas. Nos bajó a la realidad: no habíamos jugado contra ningún rival de nivel. Y los jugadores no podían por si solos.
¿Y Messi? Messi no tiene la personalidad para ponerse un equipo al hombro, por lo tanto necesita de alguien que le saque esa presión: Verón. Él hacía llegar la pelota a los pies. De esta manera Messi no tenía que ir hacia la mitad de la cancha a buscar la pelota, sintiéndose incómodo en esa situación, ya que no es su puesto habitual. Jugó un Mundial en el cual su nivel fue decayendo partido a partido (con el de la Selección), sufriendo la ausencia de Verón y esas esquivas ocaciones de gol.
¿Y Jonás? ¿Y Samuel? Estas ausencias se notaron, ya que Otamendi jugó un mal partido ante Alemania (nos atacaban por su sector) y Burdisso no se destacó por su presencia.
Por estos y más motivos, Maradona no planteó bien los partidos, ya que a pesar de que tuvimos momentos de buen pie, la Selección sufrió defensivamente las veces que se propusieron a atacarla los rivales. El técnico no tuvo un buen desempeño.
Maradona para con sus jugadores es muy confianzudo y amoroso, hecho que lo vemos bien porque además de que a los jugadores los dirige un ídolo, les da la garantía y la motivación necesaria para jugar. Pudo unir el grupo de jugadores, últimamente algo difícil en la Selección. Pero esto no asegura una buena actuación de un equipo. Se necesita un técnico que sepa de tácticas, de jugadas preparadas, de ensamblamiento de jugadores, de nexos entre las líneas de juego, etc... Maradona esto no lo tiene. Por eso creo que no debe seguir como técnico de la Selección. Si quiere serlo, debe empezar desde cero, desde abajo, para así sumar la experiencia necesaria. Por ser "El Diego" no se deben pasar por alto técnicos más capacitados que él. Le daría el cargo de "Motivador Exclusivo de la Selección" así acompaña a los jugadores mientras otro técnico realiza las cuestiones de juego.
Pero de ahora en adelante se tiene que entender que los técnicos que agarren a la Selección deben durar en sus puestos para así armar una base pensando en el otro Mundial, con trabajos a corto, mediano y largo plazo. Pero bueno, sufrimos y seguimos sufriendo.
¿Era nuestro Mundial?
La verdad que nos tenemos que comportar como robots para no sufrir durante y después de un Mundial. Una sensación de vacío invade nuestros pechos. ¿Porqué sufrimos tanto? No se si recordarán como estábamos los argentinos (generalmente) hace no más de un mes y medio. No la veíamos con buenos ojos a la Argentina. No augurábamos un buen Mundial pese a las coincidencias con el Mexico '86. Pero sorprendió. Un buen debut con Nigeria nos dio una caricia hacia la ilusión que se despertó después desde hace mucho tiempo. Luego, tras finalizada la primera ronda, la esperanza se vio alimentada por la tranquilidad de los dirigentes y jugadores; medios de comunicación que esperanzaban a la población con una Argentina campeón y hasta el mismo Mundial, que dejaba mucho que desear. Todos nos pensábamos ganadores. Pero no es nuestra culpa el ser tan ingénuos. Antes de la Copa del Mundo, los medios de comunicación nos bombardeaban todo el tiempo con noticias trágicas como la inseguridad. Pero esta, en el momento del Mundial, parece que se tomó vacaciones. Y así, ya no sabían que inventar para darle espacio a lo que todo el mundo prefiere. Había enviados especiales que (sin saber inglés) ni siquiera añadían un contenido valorable a sus participaciones. Pero no importaba, cualquier cosa desde Sudáfrica sumaba. Volviendo a la esperanza, mientras esta más se arma, al mismo tiempo más se comienza a construir la desilusión que al final, es la que más se siente.
¿Cómo se destruyó el sueño tan rápido? Si hace unos días éramos campeones... ¿Qué hacemos con las cargadas dedicadas a los brasileños un día antes de nuestra eliminación? ¿Qué hacemos con las palabras de "afecto" hacia el pulpo alemán que tanto acertó? ¿Qué hacemos con las millones de coincidencias encontradas entre el Mundial del '86 y el del 2010? Los argentinos somos así... y al final, ¿És divertida esta situación después de todo? Ustedes dirán, "sin estas cosas no hay pasión..." Okey, pero después no cambies la opinión que venís sosteniendo.
El Mundial se terminó para nosotros. Volvimos a perder en Cuartos de Final y contra el mismo rival que en el 2006. No hubo revancha. No tenemos consuelo. Argentina está triste y los 4 años que faltan para volver a soñar están lejanos. Lejanos como la ilusión que en cada Mundial nos gambetea y nos deja en el camino.
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