Entre los colegios afectados por este modo de protesta se encuentran el Manuel Belgrano, el Confederación Suiza y el Mariano Acosta.
Los estudiantes reclaman que se solucionen los diversos problemas que van desde la humedad en los techos de las aulas (que se pueden caer) hasta la tan famosa falta de gas. También hay colegios que sufren con plagas de ratas, palomas y cucarachas.
No solo protestan por problemas edilicios, sino que piden una mejor calidad de viandas; por una rápida y abarcativa obtención de becas y hasta por la suba del presupuesto estudiantil.
Desde el comienzo del año lectivo, se ha llevado una política de manifestaciones pacíficas (como marchas y sentadas) para dar a conocer así al gobierno de Mauricio Macri sus problemas e inconvenientes. Al no haber respuesta por parte de las autoridades, se determinó en una Asamblea (llevada a cabo entre los Centros de Estudiantes de los diversos colegios) hacer tomas generalizadas para hacerse escuchar.
Estas tomas durarán hasta que se ofrezcan y se vean soluciones, porque es mejor prevenir y no esperar a que se caiga un techo para recién ahí protestar y pedir justicia.
Con este conflicto también se ven perjudicados los alumnos que por tiempo indeterminado no tendrán clases. Pero todo esto se pudo haber evitado si los gobernantes dejaran de ser indiferentes a los problemas que sufre el pueblo, antes de que el mismo tome sus propias medidas extremas como recursos. Estos estudiantes por lo tanto, luchan para lograr imponer buenas condiciones de estudio en las escuelas. Así tratan de achicar la brecha entre los beneficiados colegios privados y los olvidados colegios públicos.
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