Vargas Llosa llegó a la Argentina: fue bienvenido por Macri, Duhalde y De Narváez, entre otros.

El martes 18 de abril del 2011 llegó el último premio Nobel a nuestro país. Vargas Llosa estuvo reunido en el hotel Sheraton con figuras políticas como Macri, Duhalde, De Narváez y Horacio Rodríguez Larreta; empresarios como Cristiano Ratazzi y otros intelectuales, economistas y políticos de todo el mundo.
El escritor peruano, quien participará esta semana en Buenos Aires del acto inaugural de la 37ª edición de la Feria Internacional del Libro, reforzó su postura política. También mostró su preocupación por “las libertades que se pierden en Argentina” según Macri.




No fue lo único que hizo. Ya el domingo almorzó con el jefe de Gobierno porteño, su esposa, y el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi. Luego, recorrieron el Museo Jorge Luis Borges y la Fundación Proa en La Boca. Es probable que visite hoy mismo la Fundación Pensar, donde volvería a encontrarse con el cabecilla del Pro. Da la casualidad que Macri se volvió un fanático de Vargas Llosa. ¿Verdad o demagogia?

Del antagonismo al absurdo

Las críticas del escritor contra el gobierno kirchnerista, sin duda, han despertado una gran controversia. “Las políticas que ha implementado la Presidente no me parecen las ideales ni para la Argentina ni para ningún país” aseguraba Vargas Llosa.

No olvidemos que hubo una tentativa de Horacio González (Director de la Biblioteca Nacional), de impedir que Vargas Llosa inaugure la Feria del Libro de Buenos Aires. La ocasión despertó el asombro de varios escritores, políticos e intelectuales, como así también el apoyo de los fanáticos kirchneristas.

¿Cabe en alguna cabeza la idea de manifestarse en contra de un premio Nobel (bien merecido) porque este disida de nuestras creencias y tomarlo así como un enemigo?

"Conozco a la Feria del Libro y a Vargas Llosa, pero desconozco a los que no quieren que el escritor hable de política. Es un caso de búsqueda de publicidad de personas que no tienen la categoría intelectual para conseguirla de otra forma", dijo Savater. "Siempre me parece peligroso que en una democracia el gobierno interfiera tanto en contra como a favor de la prensa. Los medios de comunicación son la posibilidad de una mirada objetiva sobre las cosas o, por lo menos, de una mirada diferente a la oficial. Oficializar o perseguir lo no oficializado acarrea muchos riegos. Por ello, cuanto menos se meta el Estado con los medios de comunicación, mejor", aseguró."La democracia es una forma de gobierno con muchas promesas que uno puede afrontar con cierto escepticismo pero sabiendo que es el mejor sistema hasta aquí inventado", se resignó el filósofo.

Quizás, tanto los argentinos como el gobierno, viviendo en un sistema “democrático”, deberíamos dejar de ver como enemigo al que piensa distinto… Quizás deberíamos utilizar las críticas para construir, para progresar… o ¿Será que todos están equivocados menos nosotros? Es más fácil pensar así.

J.M.B.

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